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lunes, 20 de agosto de 2012

"Buenamuerte" un libro de Emile Zola, 1885

Buenamuerte' ronda las minas

Juan Alfredo Reyes Ramos


 
  • 5 julio 2012
  • "Buenamuerte" es el apodo de un viejo minero en la novela Germinal, de Emile Zola. A los ocho años de edad bajó por primera vez a los pozos de carbón en Voreux, al norte de Francia. Lleva 50 años sacando mineral de la mina, la cual, "parece tener algo así como un aire de animal voraz, acurrucado allí para devorar al mundo". De hecho, esa boca obscura ya devoró a su padre, a dos tíos y a tres hermanos y él, que ya escupe sangre cuando tose, debe su apodo a que tres veces se ha salvado de morir enterrado en el socavón. Es la novela de Zola, que describe la vida terrible en los pozos del carbón, en un pueblo minero que huele a miseria, a injusticia y donde la tragedia puede surgir en cada momento del día o de la noche, como esa chispa fatal que detona al gas grisú.

    Y hasta resulta irreverente que alguien, como el que esto escribe, que nunca ha bajado a un pozo de carbón, se atreva a reflexionar respecto a las tragedias del gremio minero, de sus sufrimientos y luchas laborales, su vida subterránea, de la injusta explotación de los niños mineros, de los muertos que aún permanecen sepultados en las galerías, de los huérfanos y viudas, de tantas familias mutiladas.

    Cuando Emile Zola publicó su novela en 1885, causó indignación entre la burguesía industrial. Y es que para escribir su obra, Zola bajó a las minas y se adentró en los pueblos mineros. De ahí la crudeza en la descripción de esa gente esclavizada en las profundidades de la tierra. Al final de su obra, Zola sugiere que la represión, los muertos y el fracaso de la huelga que detalla, es la semilla regada con la sangre de los muertos, que algún día germinará en una nueva vida para los mineros y el proletariado en general.

    Hoy, ha pasado más de un siglo desde que Emile Zola publicó su libro y, según parece, los mineros del carbón siguen trabajando bajo condiciones infrahumanas y aún mueren sepultados debido a las precarias condiciones de seguridad, como sucedió en Pasta de Conchos, mancha indeleble del régimen que está por concluir.

    Y si acaso la novela de Zola trata de la vida miserable de los mineros en plena revolución industrial, de igual forma, la huelga de los mineros de Nueva Rosita, en 1951, tiene como contexto el desarrollo industrial impulsado por el presidente Miguel Alemán, un gobierno de derecha, autoritario, que aplastó la llamada "Caravana del Hambre", la marcha de los mineros de Coahuila, a la capital del país.

    Como en Germinal, la huelga fue reprimida por el gobierno y aunque la marcha llegó a la ciudad de México, superando obstáculos y retenes militares, los huelguistas fueron encarcelados en el deportivo "18 de Marzo", para impedir su arribo a Palacio Nacional. Golpeados y sin empleo, los mineros fueron embarcados en trenes destinados a Coahuila.

    De igual forma en la actualidad, otro gobierno de derecha, el español de Mariano Rajoy, había prohibido que la llamada "Marcha Negra" de los mineros del carbón, pasara por La Moncloa, el palacio de Gobierno. Y así como sucedió en Germinal y con la "Caravana del Hambre", los mineros españoles han sido golpeados, heridos y encarcelados por un gobierno autoritario, que rescata bancos aumentando impuestos, que socializa pérdidas y hace privadas las ganancias y que también sacrifica a sus mineros del carbón cancelando subvenciones. Así las cosas, no hay duda de que en pleno siglo 21, en los minerales del carbón, aún ronda un viejo minero apodado "Buenamuerte".

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